El deseo me resbala por la nariz
y gota a gota se condensa hacía
mi alma, tocandome liviana
los surcos del anhelo.
Tu sombra está en mi y
parece hacer parte de esta
alegria inmensa,
tus dedos tocan mis
quimeras,
mi cuerpo pierde lo estatico
y tu te vuelves la genesis
perfecta, intocable e inombrable
de esta explosión.