miércoles, 26 de marzo de 2008

una tarde en Salento


Desde el mirador Agustín veía como la gente revoloteaba de un lado a otro como un ave en búsqueda de comida, miles de colores se atravesaban ante sus ojos, ruanas, sombreros que parecían “miniarcoiris”, miles de sensaciones pasaban por su boca: coco y una mezcla de mango y guayaba, de miel y de sal. Por más que masticaba no podía terminar de desmenuzar aquel gran bocado que había metido a su boca minutos antes.

Se dio tiempo para tocar el pasto con los pies y las manos, esos pequeños mundos verdes le hacían cosquillas y se reía a carcajadas, tanto que a veces se ahogaba con su propia saliva. Era un placer inexplicable y no quería dejar de sentirlo, las cosquillas desembocaban en una bocanada de aire que le tocaba la garganta, le ampliaba el pecho, se le dilataba la pupila, luego sudaba y gritaba de la felicidad.

Exhausto tras horas de haber jugado con la naturaleza, se sentó, trato de quedarse dormido pero volvió a abrir los ojos y tendido allí en esa colcha de retazos verdes, jugó con las nubes, depronto una jirafa con patas largas y cuello corto le abrió la boca y le botó pedazos de hielo que le destemplaban los dientes, la jirafa le cantaba despacio, como si tuviera dificultades al modular.

Se sintió incomodo y por eso giró la cabeza, se acostó de medio lado y volvió a mirar al cielo, esta ves las nubes formaban un rostro, con ojos gigantes que dentro tenían espirales, se perdió en ellos mientras movía la cabeza de lado a lado tratando de salir de ese inicio sin final, pues siempre llegaba al mismo punto.
De pronto comenzó a llover y las gotas pesadas diluyeron el rostro.

Después de tanto placer y de permitir tanto a la imaginación, el sueño le cerró los ojos y lo llevo a descansar, mientras un batallón de hormigas caminaban por su mundo onírico. Los minúsculos seres marchaban con sus pesadas botas que le retumbaban en la cabeza y repetían un canto “¡¡¡ despierta, despierta ya!!! Todavía puedes jugar”, pero era tan bonita la imagen que Agustín no podía despertar.

Entonces aún sigue estático, esperando poder abrir los ojos, esperando poder seguir soñando, debatiéndose entre dos oportunidades, sintiéndose halado por dos fuerzas que lo superan.

domingo, 17 de febrero de 2008

El origen de las mariposas


En un inicio que no es tan exacto (pudo ser antes pudo ser después) una oruga se paseaba por el bosque de manera lenta, pues su anatomía no le permitía mayor agilidad, a su paso dejaba huella en los residuos de barro que estaban húmedos aún, por la lluvia constante de esos días.

Todo estaba en calma y la oruga tenía miedo, alguna vez había oído que “después de la tormenta viene la calma” y supuso que esa premisa podía tomarse de manera contraria, así la calma la asustaba más que la tormenta.

Después de un largo recorrido llegó a la laguna, el agua reflejaba el sol y la oruga se reflejaba en el agua. Todo era tan estático como la imagen en una fotografía, el frío congelaba su pequeña estructura, la niebla le opacaba la mirada.

Quieta y en ese lugar se dio cuenta de sus pocas cualidades físicas, vio como sus carencias se diluían hasta el fondo de esa mezcla de hidrogeno y oxigeno, lloró durante tres días sin darse tiempo para dormir o buscar comida; el sol, la luna y algunas ranas eran su única compañía y rogó al Dios de la belleza que le diera ese gran don, su petición no fue concedida pues la divinidad pensó que la oruga no estaba preparada para ser bella.

¿Que hago ahora? pensó y solo el silencio le contesto, entonces con esfuerzo se deslizo y fue a dar al fondo del agua, donde permaneció casi inmóvil por un mes, tratando de ocultar su minúscula y poco estética figura peluda. Una noche observo a un hermoso pavo real que se acerco a tomar agua de la laguna, a la que algunos de adjudicaban el gran poder de otorgar sabiduría y concluyó que la mejor forma de estar preparada para que el Dios le concediera belleza era ser sabia, tomándose así toda el agua de la laguna.

La sequía acongojo a todos los animales del bosque, algunos murieron y la oruga sin sentirse más sabia se puso pesada, dificultando al máximo la tarea de desplazarse; el pavo también sufrió con la falta de agua y volvió al lugar pretendiendo encontrar alguna gota que lo ayudara a aliviar la resequedad de su pico.

Allí se encontró con la desdichada y ahora corpulenta oruga que lloraba desconsoladamente y le preguntó por la causa de sus angustias, a lo cual la oruga respondió contundentemente: ¡¡¡mi monstruosidad!!! , el pavo pensó que la oruga estaba desvariando a falta del preciado liquido, pues el la veía hermosísima y no dudo en expresárselo. La oruga pensó que esa sería su oportunidad para ser hermosa así que sedujo al inocente plumífero quien cayó rendido a los extraños encantos del animal.

Zeus el Dios de dioses, se enojo muchísimo por el comportamiento de aquel animal que deseaba cambiar, pues había usado los poderes del amor para su propia conveniencia, así convirtió a la oruga en la más bella criatura combinando los colores de las alas del pavo y su cuerpo como elemento central, para que nunca olvidara que aunque había cambiado y sus alas eran majestuosamente hermosas ahora, en esencia iba a seguir siendo la misma oruguita que un día soñó con ser bella.

creado por: SLMP